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Da Mihi Animas, Caetera Tolle / Dame almas, llévate el resto.
Sentí al viento golpeando frío, gélido,
Y a la bruma roja acariciar la puerta;
Sentí que el hechizo que sostenía mi aliento
Se quebraba, viviendo siempre muerta.
Y todos sus pensamientos se habían vuelto rojos: era incapaz de pensar en otra cosa que no fuera el cálido sabor cúprico, la efervescencia vital de la sangre.
Y camine entre las sombras, sintiendo el viento helado en mis mejillas, escuchando el sonido de mis pasos y alimentándome del más sabroso manjar, tú sangre.
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